Como todo médico que es preparado en una Universidad cuya enseñanza se basa en la metodología científica, se convierte en un ser escéptico al cambio y a las curaciones de tipo alternativa, lo que hace que en ocasiones no demos mérito suficiente a productos no surgidos de un laboratorio si no es comprobado científicamente sus resultados. Todo lo demás nos parece empírico y nuestra capacidad y formación nos impide reconocer atributos propios a ese medicamento o remedio de plantas (herbolaria) o de cualquier aparato si no lo comprobamos por experimentación animal y posteriormente en el humano sus reacciones y efectos secundarios, dosis, etc.
Al principio eso me pasó con la Chi Machine, me pareció exagerado en las ventajas que ofrecía y en el precio, porque se trataba de un producto cuyos resultados de antemano eran inciertos; lo que me llamó la atención fue; cómo un aparato que te “bate” todo el cuerpo mediante movimientos oscilatorios, era capaz de armonizar y disminuir molestias tan comunes y difíciles de tratar como es el “ dolor bajo de espalda” o llamado Síndrome doloroso lumbar, cuyas causas son muy numerosas, los más frecuentes padecimientos de tipo congénito (malformaciones degenerativo, etc).
En la práctica profesional consideramos el “coco” por el costo elevado en el tratamiento, de recursos humanos y farmacéuticos, ya que no hay instrumento que mida el dolor y los pacientes se quejan del dolor de cuello o cintura frecuentemente, siendo éstos una de las principales causas que demandan de consulta tanto en el medio privado como institucional, que generan ausentismo en el trabajo, por incapacidades frecuentes con sus consecuencias económicas y alterando la dinámica familiar.
Posteriormente al comentar en mi trabajo sobre la máquina que te relaja pero cuesta cara, alguien comento que ella la había probado y adquirido en grupo tipo tanda que lo pone al alcance de todos, haciéndolo más accesible a todos y que gracias al uso del equipo dejo de levantarse cansada a pesar de haber dormido bien, eso llamó mi atención ya que yo siendo médico estaba pasando por lo mismo, por es etapa que yo consideraba que se debía a que no tenía tiempo suficiente para dormir o que mi sueño no era reparador; consulte a varios colegas traumatólogos quienes descartaron patología orgánica, me dieron tratamiento conservador a base de analgésicos y antiflamatorios y me sugirieron cambiar de almohada y colchón, aludiendo a que la primera debe cambiarse cada dos meses y el segundo cada dos años. Inmediatamente seguí las instrucciones y decidí invertir en ello sin buenos resultados; persistía el dolor en el cuello y cintura, posteriormente lo achacaron a la fatiga, exceso de trabajo, obesidad y el síntoma enemigo del nuevo milenio, Estrés excesivo. Ante ello, comenzó mi curiosidad por saber como funcionaba ese aparato que relaja y en poco tiempo de uso mejoraba notablemente las molestias de cuello y cintura, rindiendo mejor en el trabajo, mejorando la concentración en el mismo, hasta armonizando el cuerpo, lo que se tradujo en la perdida de esos molestos kilos de más a los que antes de examinar a los pacientes, los médicos institucionales argumentan ser ese el motivo de todas las molestias. Otra cosa más que agradecerle a Chi Machine.
Hoy a mis pacientes les recomiendo ampliamente el uso del aparato y lo anoto como prescripción médica cuando me parece es el candidato ideal para su uso. Posteriormente haré recopilación de casos de lumbalgia crónica con sus estudios clínicos correspondientes para completarlos con los testimonios de los propios pacientes míos que han mejorado con el uso del aparato, Yo como paciente y como médico si lo recomiendo, mi familia ya empezó a usarlo.
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